domingo, 3 de marzo de 2019

Primeras impresiones

Castillo de Orgaz (Toledo)
Hacía 4 días que la había recogido del concesionario, pero en ese tiempo, a parte de recorrer los 30 km que me separaban de mi casa y unos cuantos kilómetros más para llevarla al trabajo y fardar de moto nueva, no había tenido la ocasión de dar una pequeña vuelta para obtener las primeras impresiones sobre mi flamante 1200 GS.
Así que hoy era el día, una ruta sin muchas pretensiones, pero suficiente para poder ir haciéndonos una idea sobre nuestra nueva compañera de aventuras.

En parado, ya puedo comprobar que su manejabilidad nada tiene que ver con la RT; pese a su altura, los 30 kilos de diferencia y su menor volumen, hacen que moverla en parado resulte sumamente fácil en comparación con la RT.

Doy al contacto, lo primero que sorprende es la luminosidad y vistosidad de la pantalla TFT, o lo que es lo mismo, un tipo especial de transistores con los que se consigue una mejor calidad de la imagen, y donde podemos tener acceso al sistema de navegación, llamadas, multimedia, velocidad y un sinfín de datos sobre la moto, eso sí, previamente deberemos de realizar un máster para poder navegar y no perdernos entre sus numerosos menús. 

Meto primera, y ya no se nota ese "clack" de la RT, aquí las marchas entran con más suavidad y no de forma tan brusca.
Cuando tengo que coger la llave para abrir la puerta del garaje echo de menos el compartimento porta objetos de la RT, ahora a parte de la llave de la moto tengo que llevar encima la llave del garaje, la llave del ascensor y aún faltan las llaves de las maletas...

En carretera también se nota la manejabilidad y la suavidad en el cambio de marchas, pero también se nota la diferencia de aerodinámica, ahora el aire está presente en todo el recorrido, atrás quedó apretar el botón, levantar la cúpula y aislarte casi totalmente de todo. 
Pero para mi la gran diferencia lo marca la polivalencia de la GS, y en esta pequeña salida ya quedó patente; es cierto que en el 98% de las ocasiones rodaremos por asfalto, y en el 2% restante, también tendremos la posibilidad de evitar los caminos o terrenos irregulares, pero con la GS, sin ser una moto de campo, si tienes o quieres entrar en una pista lo harás con garantías, y así lo hice, obviando las indicaciones del navegador antes de llegar a nuestro destino final, el hotel rural El Atochal.
Hotel rural El Atochal. Ctra Arisgotas 4. Orgaz (Toledo)
Confortable hotel a las puertas de los Montes de Toledo, a tan solo 5 kilómetros del municipio de Orgaz (Toledo), donde disfrutamos de una exquisita y elaborada carta, un excelente y esmerado servicio y unas espectaculares vistas desde su restaurante panorámico.

Antes de que la noche nos amenazase con su presencia, retomamos el camino de vuelta, con la convicción que con la llegada de las nuevas "chuches" ganaremos en seguridad y comodidad.

sábado, 23 de febrero de 2019

Adiós RT, bienvenida GS

Menos mal que el último año casi no la utilicé.
Después de casi tres años, 35.651 km de pura diversión por España, Portugal, Francia, Andorra, Italia, Suiza, Marruecos y viaje en ferry desde Genova a Barcelona, solo puedo tener palabras de elogio para esta gran moto. Sobre ella he pasado frío, calor, me ha llovido, nevado, he llegado a lugares fascinantes y de una belleza sin igual, he rodado por lugares impensables para una moto de estas características, he dejado volar mi imaginación, he cantado, he dado vueltas a mi cabeza, me he asustado..., pero sobre todo, he disfrutado de cada uno de los kilómetros que he recorrido.

El pasado miércoles 20 de febrero, le dije adiós con cierta nostalgia, por todos esos buenos momentos que me había hecho vivir, pero con la esperanza de que su nuevo propietario pueda disfrutarla, al menos, lo mismo que yo lo hice.
Última foto con mi RT.

Ese mismo día por la tarde, ya estaba en condiciones de dar el "sí quiero" a mi nueva 1200 GS.
   -Color marrón chocolate metalizado.
   -Paquetes confort, tourning y dinámico.
   -Connected ride.
Y gracias a un cheque fidelidad BMW (1000€)
   -Alarma.
   -Arco protección motor
   -Mochila sobre depósito pequeña
   -2 bolsas interiores para maletas de aluminio

Ahora y mientras que espero la llamada del concesionario para ir a recogerla, y dado que la opción de las maletas vario que montan las GS, no son nada de mi agrado, voy comprando alguna que otra "chuche" para que luzca más bonita si cabe. 
   -Maletas de alumnio Touratech Zega pro2
   -Top case Trekker Outback 58l

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Fin de semana por tierras toledanas.

El verano ya está llegando a su fin, o al menos lo que entendemos por verano astronómico, y no quería despedirme de él, sin antes disfrutar de un buen fin de semana en moto y en compañía de buenos amigos, así que me puse manos a la obra.
Lo primero, decidir dónde pasar ese fin de semana; lo segundo, encontrar amigos dispuestos a pasarlo bien y tercero, diseñar esas 48 horas que íbamos a tener por delante.
La primera interrogante se responde con el nombre de Toledo, son muchas las facetas que hacen de Toledo una ciudad absolutamente especial, genuina, radicalmente distinta a la mayoría y que le confieren un encanto capaz de enamorar a quien la conoce y de seducir a quien la visita; los amigos: Rafa, que a lomos de su FZ6 se vino desde la mismísima Málaga, Goyo y Esther, desde Valladolid en una GS1200 ,y Pablo y Espe, desde Madrid con su RT1200.
La tercera interrogante es la que puedes descubrir si decides seguir leyendo estas líneas...



Viernes 15 de septiembre.
Desde nuestros distintos puntos de origen nos habíamos citado en el Hotel Carlos V, un tres estrellas con una ubicación inmejorable para visitar la ciudad de Toledo. Este hotel no dispone de parking propio, pero sí de dos parking concertados a tan solo 200 metros, junto al Alcázar, y al precio de 14€ el día, tanto motos como coches, así que cualquier parking público de motos puede servir; todos los días aparcamos junto al hotel sin ningún problema.

Entrada a Toledo por A-42
Para visitar Toledo, la primera tarde te recomiendo que te dejes perder sin rubo fijo por sus callejuelas y rincones, no hay nada mejor para tomar el pulso a la ciudad, después ya será la hora de coger el plano o contratar los servicios de algún guía.
Pero nosotros el sábado salíamos de la ciudad, así que no nos quedaba más remedio que realizar una visita un tanto "programada", un paseo de unos tres kilómetros para intentar ver lo que considero esencial de esta bella ciudad.
https://goo.gl/maps/AJAeboifXMq
El recorrido lo empezamos en la Plaza de Zocodover, nombre que proviene de zuq ab- dawabb, palabra Árabe que significa mercado de bestias de carga, y que nos indica cuál debió de ser el uso de la plaza allá por el año 711, cuando los musulmanes llegaron a Toledo. Después esta plaza también fue utilizada como lugar de festejos, celebración de autos de fe por parte de la inquisición, desarrollo de festejos taurinos, más recientemente usada como lugar del mercado semanal, el conocido "martes" y en la actualidad sitio de descanso para los toledanos y lugar de inicio de muchas rutas turísticas por la ciudad.
Plaza de Zocodover.
Junto a la plaza nos encontramos el Arco de la Sangre (Siglo X) antiguamente conocido como Puerta de los Caballos, ya que era el único acceso de la época a la muralla interior. El nombre se debe a que en su parte superior se encuentra la capilla de la cofradía  de la Preciosa Sangre de Cristo, congregación que asistía a las personas que iban a ser ejecutadas.
Descendiendo por la calle Armas, como si fuésemos a abandonar la ciudad, nos encontramos con El Miradero, lugar que nos ofrece unas espectaculares vistas sobre la vega del Tajo y los arrabales de Toledo, y sitio donde podrás estacionar la moto si tu estancia en Toledo es de un sólo día, o el hotel elegido está en las proximidades.
Vistas desde el Miradero.
Descendemos un poco y atravesamos la Puerta del Sol, puerta que da acceso a la ciudad por la única parte del peñasco toledano no rodeado por el río Tajo, lo que convertía a este acceso en el más vulnerable de todos.
Mezquita del Cristo de la Luz.

Solo tenemos que ascender por unas pequeñas escaleras y nos encontramos delante de la que fue la Mezquita del Cristo de la Luz, este pequeño lugar junto con la mezquita de Córdoba constituye el más importante monumento del arte musulmán y mudéjar en España.
En el suelo, frente a la puerta de la Mezquita, se encuentra una baldosa de color blanco, donde la leyenda dice que en el año 1085, cuando Alfonso VI entró en la ciudad de Toledo, su caballo se arrodilló negándose a avanzar, y allí en la mezquita, tras la grieta de un muro, los ojos de Alfonso VI pudieron contemplar como la luz eterna de un candil iluminaba un crucifijo, el "Cristo de la Luz", nombre con el que, a partir de entonces, se conocería ya a la bella mezquita.

Virgen de Alfileritos.
Desde aquí subimos por la Calle Cristo de la Luz y desembocamos en la Calle Alfileritos, a nuestra izquierda podemos observar una pequeña imagen de una Virgen pintada en un lienzo e incrustada en una hornacina protegida por una reja y un cristal, la Virgen de los Alfileritosdebido a que en la actualidad, por unos diminutos agujeros situados en el cristal, arrojan alfileres las mujeres que desean ventura amorosa. ¿Pero cuál es el por qué de esta costumbre? Cuenta la leyenda que en el Siglo XVI, dos amantes toledanos se vieron obligados a separase a causa de las guerras, ella, doña Sol, una dama relevante de la ciudad y él, don García de Ocaña, un apuesto capitán de las tropas de Carlos V. Todas los días la dama, junto a su criada, acudía a la Virgen a rezar por el pronto regreso de su amado hasta altas horas de la noche, por lo que le pedía a ésta que si le vencía el sueño, la despertara clavándole un alfiler que luego depositaba en la hornacina. El tiempo transcurrió aumentando el número de alfileres depositados junto a la virgen, hasta que finalmente el capitán regresó sano y salvo.
Puerta del Cambrón.

Continuamos por calles, rincones y recovecos llenos de historia y de leyendas, Toledo no para de mostrar sus secretos y magia a través de los detalles de sus calles, como las portadas graníticas con los blasones ilustrativos de un ayer esplendoroso.
Llegamos hasta la Puerta del Cambrón, la que fue conocida como la puerta de los judíos, ya que a través de ella se accedía a la judería de Toledo.
Su nombre actual se debe a unas especies de cardos, que crecían en las inmediaciones de forma espontánea, las cambroneras.

La noche va cambiando el color de la ciudad, y a escasos metros nos encontramos con el espectacular Monasterio de San Juan de los Reyes, construido por los Reyes Católicos, en acción de gracias por la victoria de la batalla de Toro (1476). Llaman la atención las cadenas colgadas en los muros exteriores de la iglesia. Corresponden a los cautivos liberados en la larga campaña de Granada y se colgaron en 1494, como ex-voto y símbolo del triunfo de la fe cristiana.
Monasterio de San Juan de los Reyes.
Judería de Toledo.
A unos cien metros nos encontramos con la Sinagoga de Santa María la Blanca, construida en el Siglo XII para cumplir las funciones de culto judío, pero con una clara decoración de estilo mudéjar, lo que te hace pensar que estás en una mezquita, ya que los arquitectos y artesanos que la construyeron fueron traídos desde Córdoba.
En unos metros más adelante llegamos a la Sinagoga del Tránsito, actualmente Museo Sefardí. Es la mejor conservada de las 6 sinagogas que aún perduran en la Península Ibérica.


Vistas desde la Plaza del Padre Juan Mariana.
Callejeando por la calle Samuel Leví, llegamos hasta la Iglesia de Santo Tomé, construida tras la reconquista de la ciudad por Alfonso VI en 1085. La importancia de este lugar se debe a que en 1586 el párroco de la iglesia encomendó a un pintor de la ciudad, Doménikos Theotokópoulos, más conocido por el nombre de El Greco, la representación del milagro acaecido durante el entierro del señor de Orgaz.
Salimos del barrio de la judería y nos trasladamos por la calle Alfonso XII hasta la Iglesia de los Jesuitas, el segundo templo católico más grande de la ciudad y ejemplo único del barroco en Toledo. Merece la pena visitar no solo el interior de esta iglesia, sino también animarse a subir a sus dos torres. Desde allí podremos ver a nuestros pies parte de la ciudad, incluyendo entre otros edificios el imponente alcázar y la catedral.
Pero recordar, hasta el 30 de septiembre el horario de apertura es hasta las 18,45 horas.

Si llegáis hasta esta iglesia caída la noche, al menos os quedará el consuelo de poder ver desde la Plaza del Padre Juan Mariana una espectacular torre de la catedral iluminada.



Callejón del Nuncio Viejo.


Bordeando por el lado derecho esta plaza, según se mira a la torre de la Catedral, os adentraréis en el Callejón del Nuncio Viejo, quizás la calle más estrecha de todo Toledo.

Tras llegar a su fin, giraremos a la derecha hasta llegar a la calle Hombre de Palo, donde y sin entrar en ella, descenderemos hasta tener una visión lo más buena posible de uno de los iconos de la ciudad, la Catedral Primada de España.

Aquí finalizamos la ruta cultural y nos adentramos en una ruta gastronómica por alguno de los muchos locales que, para estos menesteres, tiene la ciudad.





Como recomendaciones:


"Bombas" Bar el Trébol.
   -Bar Ludeña, en la Plaza Magdalena 10.
No dejéis de probar sus exquisitas carcamusas, uno de los platos típicos de Toledo, eso sí, armaros de valor, ya que difícilmente vais a encontrar sitio en su terraza y menos aún en su interior.ç

   -Cervecería El Trébol, en la Calle de Santa Fe 1.
Los restos históricos de una muralla islámica descubierta cuando reformaron y ampliaron el local, ambientan un moderno y concurrido bar de tapas, pulguitas y tostas, donde el clásico de toda la vida sigue siendo la "bomba".

Para tomar una copa:
   -Terraza del Hotel Carlos V, qué mejor y más cercano sitio podíamos elegir para disfrutar de una tranquila copa, mientras disfrutamos de unas espectaculares vistas hacia el Alcázar y la Catedral.
Terraza Hotel Carlos V.


















Sábado 16 de septiembre.


Hoy era el día en el que las motos iban a tener su protagonismo, la ruta iba a discurrir por los Montes de Toledo y el Parque Nacional de Cabañeros,  territorios poco transitados, apenas explotados y escasamente poblados, que han podido conservar una variedad paisajística autóctona de increíble valor. 
No se trate de una ruta que destaque por sus sinuosos trazados y elevadas cumbres, ni en la que vayamos a encontrar pueblos con un gran contenido histórico o artístico, pero sí vamos a disfrutar de carreteras solitarias que se mimetizan entre la vegetación y la orografía del entorno.


Cristo de la Vega.

Abandonamos la Ciudad Imperial por la Puerta de Bisagra, la más importante de la ciudad,
 y girando hacia la izquierda tomamos la Avenida de la Cava Baja, que abandonamos 400 metros más adelante, una casi escondida Ermita del Cristo de la Vega nos espera.

Poco conocida por los turistas, ya que no tiene horario de apertura establecido (la apertura se solicita en una casa anexa), su interior guarda una bonita leyenda que podrás descubrir en el enlace.

Rodamos durante 50 kilómetros casi sin pena ni gloria, hasta la ciudad de Navahermosa; aquí dejamos la insulsa carretera, atravesamos el pueblo y tomamos la TO-3956; la cosa cambia y una estrecha carretera que se mimetiza con el entorno de los Montes de Toledo nos lleva hasta la localidad de Hontanar y desde aquí hasta el cruce de la CM-4157, hacia la derecha el Parque Nacional de Cabañeros, hacia la izquierda lo mismo.
Primera caída.
No sé por qué, no llegué a encontrar la explicación, pero al llegar a este cruce, una vez parado y al ir a iniciar la marcha hacia la izquierda, la moto empezó a inclinarse suavemente, pero sin posibilidad ya de retorno hacia la derecha. Casi sin darnos cuenta estábamos en el suelo; mi primera caída en moto, eso sí, sin ningún rasguño.

Parque Nacional de Cabañeros.
Cogemos la CM-4157 dirección Navas de Estena, una carretera estrecha, quebrada, con un firme en mal estado y pegada a la ladera de la sierra nos lleva hasta el Risco de las Paradas (1174m), una de las mayores elevaciones del Parque Nacional.
Descendemos hacia Navas de Estena, seguimos por la CR-701 hacia Retuerta del Bullaque y aquí tomamos la CM-4057 para atravesar el Parque Nacional de Cabañeros; no hay pérdida, solo hay que limitarse a seguir el color verde del monte bajo que acompaña a la calzada. Parece mentira que lugares así puedan existir en plena Castilla la Mancha, que suele caracterizarse por extensas llanuras. Para los que no hayáis ido nunca será toda una sorpresa.

Llegaba el momento de hacer un alto en el camino para disfrutar de la gastronomía de la zona, el lugar elegido Horcajo de los Montes y concretamente el Restaurante el Molino, a las afueras del pueblo, tanto es así que nos lo pasamos y tuvimos que dar la vuelta en una empinada carretera cuasi pista; parece que a Goyo le había entrado envidia de nuestra caída, pues nada, dicho y hecho; otra caída sin importancia, menos mal que Esther ya se había bajado de la moto, hubiese tenido un bautismo motero total.
En cuanto a lo gastronómico, sitio muy acogedor, decoración exquisita, trato inmejorable y excelente calidad de sus platos; si tengo que poner alguna pega, el servicio resultó un poco lento, pero cuando vas tanta gente, nunca hay tiempo para el aburrimiento.
Restaurante el Molino.
Dejamos atrás el Parque Nacional de Cabañeros y ponemos rumbo a Porzuna por la CM-4106, atrás dejamos el monte bajo, la carretera se retuerce según los tramos y los cambios de desnivel hacen del camino una delicia. La localidad de Alcoba hace de frontera natural con el Parque y ahora empiezan a predominar las fincas y tierras de cultivo a uno y otro lado de la carretera.
Antes de llegar a Porzuna tomamos la CM-403, una carretera recta sin final, dirección Pueblonuevo del Bullaque; nada más pasar el pueblo la carretera se anima un poco, nos estamos acercando al Embalse Torre de Abraham, cómo se nota la sequía, nada que ver con la última ruta que hicimos por esta zona.
En algún lugar de la carretera.
Continuamos dirección Toledo, la carretera no tiene nada de espectacular, tierras de labranza, de pasto y alguna ganadería; atravesamos nuevamente los Montes de Toledo antes de llegar a la localidad de Las Ventas Con Peña Aguilera, localidad en la que destaca la industria de la piel y marroquinería. Conforme vamos dejando atrás los pueblos que nos separan de Toledo, van cayendo los kilómetros, esos kilómetros de relleno que poco aportan a la ruta y máxime cuando son los de regreso.
Vistas desde la carretera del Valle.
Al llegar a la localidad de Argés, la situación cambia, tomamos la carretera TO-3100 para adentrarnos en los cigarrales de Toledo, esas grandes fincas de recreo situadas al sur del rio Tajo y acceder por la carretera del Parador. Simplemente espectacular, una postal inolvidable de Toledo ante nuestros ojos.
Noche de Leyendas.

Finalizada la ruta, una buena opción es contratar una visita guiada por Toledo, hay muchas empresas que se dedican a ello, nosotros optamos por la de "Noche de Leyendas", dos horas en las que un guía te adentra por los lugares más recónditos y desconocidos de la milenaria ciudad, contándote las leyendas que esconden sus rincones.

Después teníamos reservada mesa en La Abadía, difícil que encuentres sitio si antes no has reservado. A los pies de la calle Alfileritos se encuentra este más que conocido local, tanto por los toledanos como por los turistas, con una carta sencilla pero con unos platos bien elaborados y presentados; este local, donde se mezcla lo tradicional con lo moderno, no te dejará indiferente.


Restaurante La Abadía.

Domingo 17 de septiembre.
No nos podíamos despedir de la Ciudad Imperial sin visitar sus dos grandes monumentos, el Alcázar y la Catedral, máxime cuando los domingos la entrada en el Alcázar es gratuita y en la Catedral pasa de costar 10€ a 2,50€.
El hoy llamado oficialmente Museo del Ejército desde el 2010, se enclava en lo que hasta ese año era el Alcázar de Toledo; este edificio que fue destruido casi totalmente en el año 1936, ha vuelto a ser mermado por su fachada que da a la Plaza de Zocodover, con una construcción demasiado moderna. 
Fachada que guarda la esencia del Alcazar de Toledo.
Despacho del Coronel Moscardó.
Si ya conocías el interior, te costará reconocer el nuevo Alcázar, tan solo el despacho del Coronel Moscardó guarda la esencia del pasado, el Patio de Armas sigue más o menos igual, pero han desaparecido los sótanos del Alcázar, donde antes se podían visitar los  aljibes, el horno de pan con la motocicleta que molía el trigo, los catres, los paritorios, y otros detalles de las estancias donde se vivió el asedio durante la Guerra Civil.

El siguiente punto a visitar, la Catedral, todo una pena el no recordar que la entrada los domingos era a partir de las 14,00 horas, así que solo pudimos contemplar el exterior de una de las catedrales más bellas del mundo y con toda seguridad la construcción más impresionante de Toledo.
Es de una belleza inigualable, tanto de día como iluminada de noche, y aunque el acceso a su interior sea mediante el pago de una entrada, merece la pena acceder a su interior, no es cuestión de creencias, simplemente te impresionará, te emocionará.
Catedral de Toledo.
Todo un pecado que el que visita Toledo por primera vez no se puede permitir, así que si alguna vez te ocurre, la penitencia está clara, deberás volver a Toledo a visitar esta maravilla del gótico español terminada en la época de los Reyes Católicos, símbolo del futuro poder español que se avecinaba y todo un manifiesto de poder católico en la multicultural Toledo de la época.
Otro lugar que no podía faltar para tener una de las mejores vistas de la Ciudad de las Tres Culturas es el Mirador del Valle, situado en la carretera del Valle, carretera de circunvalación que une los dos grandes puentes de la ciudad, el de Alcántara y San Martín,  mostrará ante tus ojos una perfecta imagen del casco antiguo de la ciudad, quizás una de las mejores estampas que te llevarás de la ciudad.
Mirador del Valle.
Otra visita obligada es acercarse al Parador de Toledo, si tienes suerte, podrás encontrar una mesa libre en su terraza para tomarte un café o una cerveza; como aperitivo, las vistas de la ciudad, no te hará falta más.
Terraza del Parador de Toledo.
Y para finalizar, no nos podíamos despedirnos de Toledo sin inmortalizar nuestra paso por la Ciudad Imperial, delante de la majestuosa e histórica puerta que durante siglos ha dado la bienvenida a todo aquel que ha querido visitar la ciudad, la Puerta de Bisagra.
Al fondo la Puerta de Bisagra.

miércoles, 23 de agosto de 2017

Puerto del Pico, Serranillo y Mijares.



Aunque podría haber empezado esta nueva crónica diciendo: "Era un día cualquiera de semana...", pero no, no lo era, era un lunes de la segunda quincena de agosto y como bien dice la canción, "Vaya, vaya, aquí no hay playa", y yo no me quería quedar en casa desaprovechando uno de mis últimos días de vacaciones, así que a las 9 de la mañana me planté ante el ordenador; lo reconozco, me he hecho un adicto al navegador y no me gusta salir a rodar sin antes haber planificado la ruta; después ya habría tiempo para improvisar.
Así que tras revisar algunas rutas anteriores, añadí una nueva lista, o lo que es lo mismo, cree una nueva ruta. Ya solo quedaba copiar algunos puntos de paso de rutas anteriores, añadir otros nuevos y pasarla al navegador.


Lunes 21 de agosto. Valdemoro-Puertos Sierra de Gredos-Valemoro (413Km).
Aunque la ruta se inicia en Valdemoro, un buen punto de encuentro si vamos en grupo es la localidad de Navalcarnero, a tan solo 35 Km tanto de Valdemoro como de Madrid, y nada mejor que hacerlo en su centro neurálgico, la Plaza de Segovia, que recibe este nombre en conmemoración a la vinculación y dependencia histórica que mantuvo con la capital castellana (1499-1627).
Plaza de Segovia.
El de la derecha no es un espontáneo, es el torero Miguel Abellán.
Si decides tomar un café en Casa Peri, que no se te olvide decirle que no te lo caliente mucho, estuve unos diez minutos mirando el café hasta que se puedo enfriar un poco.

Continúo la marcha por la M-507 hasta Aldea del Fresno y desde aquí, aunque la ruta también la podría hacer desviándome por la M-510 hacia Chapineria, sigo las indicaciones del navegador y continuo en paralelo al Río Perales por la M-507, hasta que desemboco en la confluencia con el Río Alberche, lugar conocido como la playa del Alberche, una playa fluvial en mitad de un bosque, gratuita e ideal para refrescarse en esta época del año.
Sin dejar la M-507 y a unos escasos 5 Km, paso por las puertas del Safari de Madrid, tras éste, una gran recta me lleva hasta Villa del Prado y tras atravesar el pueblo, nos encontramos con una gran rotonda con el nombre de la localidad.
Esperando a que la carretera estuviese libre.
Si al llegar a este punto tienes algún coche delante de ti, detén la marcha, dales tiempo y que tu vista los pierda por la carretera; entonces será el momento para que tú aceleres y disfrutes de una revirada subida y posterior bajada hacia la N-403 (Carretera de Toledo a Ávila).


Entrada a Sotillo de la Adrada.
Cruzamos la carretera y continuamos, sin dejar una divertida N-507, hasta Cadalso de los Vidrios. En esta localidad hay que estar atentos, ya que aunque no dejamos la N-507, hay que hacer un giro hacia la izquierda que nos hace ir ascendiendo suavemente por una serpenteante carretera hasta Rozas de Puerto Real, lugar donde podemos dar por finalizada la Sierra Oeste de Madrid. Nada más dejar el pueblo, descendemos hacia la CL-501; la provincia de Ávila nos da la bienvenida con la localidad de Santa María del Tiétar.
Después vendrán otros pueblos; Sotillo de la Adrada, siempre que lo cruzo tengo la sensación de estar atravesando un pueblo del levante español en pleno mes de agosto; La Adrada, con la espectacular vista de su castillo; Piedralaves, con su puente romano junto a la Bodeguilla. Más alejado de estos, la Lanzahíta y de aquí a Ramacastañas, donde tomo la N-502 que me llevará al punto de inicio del ascenso a los puertos, la localidad de Mombeltrán. 

Mombeltrán lo tiene casi todo; el castillo de los Duques de Alburquerque del siglo XV, las playas blancas (pese a su nombre ni son playas ni son blancas, son unas pozas naturales donde predomina un intenso color negro), la Iglesia de San Juan Bautista, declarada monumento histórico artístico en 1985; pero yo no tenía el tiempo necesario para hacer este tipo de paradas, mi destino era otro.
Castillo de Mombeltrán.
El ascenso al Puerto del Pico (1352m) se realiza por una estupenda carretera, con buen asfalto y curvas de amplia visibilidad en gran parte del trazado, no es de extrañar que sea uno de los puertos preferidos para la gran mayoría de los moteros de la zona. A las espectaculares vistas hacia el Valle del Alberche, hay que sumarle el añadido de una la calzada romana en excepcional estado de conservación que, en ocasiones, corta la N-502.
Subida al Puerto del Pico.
A la izquierda, resto de la calzada romana, a la derecha restos antigua carretera.
Al final del ascenso, el Puerto del Pico, un pequeño alto para beber en su fuente y contemplar las maravillosas vistas sobre la Sierra de Gredos.
Alto del Puerto del Pico.
El descenso por la cara norte es más suave; pronto el Río Alberche ofrece descanso y esparcimiento en sus orillas y varios coches con sus ocupantes, sombrillas y neveras disfrutan del frescor de sus aguas.
Río Alberche.
Giro a la derecha, a la altura del restaurante Venta del Obispo, en la AV-905, una agreste carretera me lleva hasta Hoyocasero y de aquí a Navalosa; abandono la carretera principal y tomo dirección a Serranillos, la carretera parece que quiere desaparecer y una calzada en bastante mal estado me hace descender hasta el Río Alberche, donde desde su puente, puedo contemplar lo fresquito que lo deben de estar pasando los bañistas.


En Serranillos la carretera cambia, afronto la subida al puerto, y pese a que su inicio está muy concurrido por valientes veraneantes que desafían el gran desnivel del inicio, la soledad es la que me acompaña curva tras curva, hasta que corono su cima y paro a contemplar la magnitud del paisaje desde lo alto del Puerto de Serranillos (1575m).
Puerto de Serranillos.
El descenso más de lo mismo, carretera, moto, paisaje y yo, nada más.

Carretera hacia Pedro Bernardo.


Giro a la derecha hacia Pedro Bernardo, la carretera se adentra en un bosque de pinos; no viene mal un poco de sombra, la moto me marca 34º y el “frescor” y el olor del bosque hacen que disfrute de este corto trayecto hasta la localidad.





Después de descansar un poco en este bello pueblecito, desde el que se puede disfrutar de unas privilegiadas vistas sobre el Valle del Tiétar, amén de otras maravillas que no tuve tiempo de visitar, vuelta a la carretera; qué calor!!!, 35º a la sombra.
Pedro Bernardo.
Puerto de Mijares.
Son las tres de la tarde y nada mejor para quitar el adormecimiento de después de comer, que el descenso de Pedro Bernardo hasta la CL-501, la carretera sigue solitaria, su trazado invita a lanzarse, pero no te confíes, habrá que tirar de freno en más de una curva.
Tras andar unos 10 kilómetros, prácticamente en línea recta, me encuentro con el desvío a Gavilanes, lugar donde se encuentra la famosa Garganta del Río Tiétar, unas pozas de gran calidad, limpias y cristalinas; la carretera poco a poco vuelve a empinarse y tras unas suaves curvas llego a Mijares, pueblo sumido en fiestas y del que mi navegador pareció contagiarse; al final la lógica se impuso a la tecnología y conseguí tomar la dirección correcta.

Por delante 12 kilómetros de diversión, una zigzagueante carretera muy poco utilizada para cruzar de uno al otro lado de la sierra me llevará al alto del Puerto de Mijares (1570m).
Me gusta este puerto; no se encuentra en muy malas condiciones, "en peores plazas he toreado", pero la carretera es estrecha, algunas de sus curvas tienen gravilla, otras con excrementos de animales, y esto sin duda desanima a los automóviles; pero sus curvas cerradas, el desnivel que se salva con cada una de ellas y sus espléndidas vistas sobre el Valle del Tiétar, hacen que tenga algo que siempre que lo subo me fascina.
Puerto de Mijares.
Ahora toca el descenso que, menos brusco que la subida, me llevará hasta Villanueva de Ávila y desde aquí hasta el conocido como el Puente del Arco sobre el Río Alberche, una gozada de 5 kilómetros donde la moto no rueda sobre la carretera, se desliza en un sube baile de curvas a derecha e izquierda.
Tomo una casi recta AV-902 y voy cruzando Burgohondo, Navaluenga, hasta llegar al Embalse del Burguillo o lo poco que queda de él en esta época del año. 
Lo bordeo, cruzo sobre el puente de La Gaznata con un calor de justicia 38º; a ambos lados del puente, sobre la margen del río los bañistas intentan ganar la batalla al calor.
Embalse del Burguillo.
Me desvío de la carretera principal, la N-403 y tomo la salida hacia el Valle de Iruelas; cruzo a la derecha una de las compuertas del embalse, pero desisto ir al Valle de Iruelas, hace mucho calor!!!, así que tomo una carretera menos convencional para llegar a El Tiemblo, desde aquí a San Martín de Valdeiglesias para tomar la Carretera de los Pantanos, o lo que es lo mismo, la M-501, Pelayos de la Presa (aquí tenía que haber tomado la ruta alternativa de un solo sentido que sale a la derecha; me aprendí la matrícula del vehículo que llevaba delante y que no puede adelantar), Navas del Rey y Brunete donde cogí la M-600 hasta Navalcarnero y de ahí a casa.
Mapa de la ruta.
413 kilómetros que han conseguido que este no haya sido un lunes cualquiera de verano sin playa; una buena mañana y tarde en la que he podido recorrer largas carreteras, subir el famoso Puerto del Pico y los más solitarios, pero no por ello menos atractivos, puertos de Serranillos y Mijares, cruzar una y otra vez el Río Alberche, disfrutar de las espectaculares vistas sobre la  Sierra de Gredos y el Valle del Tiétar; en definitiva, una buena ruta en moto, para los que estamos lejos de la playa en estos días de agosto.